Las decisiones de mantenimiento (o reemplazo) sobre un transformador deben informarse por el estado del aislamiento y la carga esperada de la unidad. Agregar solo unos años al final de la vida útil prevista de un transformador (generador o cable) mediante la optimización de su estado de funcionamiento basado en datos de diagnóstico confiables se traduce en ahorros considerables para el propietario del equipo.
El propietario del transformador también puede utilizar la tecnología de FDS para evaluar el estado y el envejecimiento del aislamiento en los bushings, TC, VT y otros componentes.
La vida útil de los transformadores de corriente o distribución comienza con una evaluación electromecánica, electromagnética, dieléctrica y térmica saludable del transformador durante la prueba de aceptación de fábrica (FAT, del inglés Factory Acceptance Test).
Durante su vida útil, un transformador está sujeto a varios factores estresantes que pueden o no afectar su confiabilidad y funcionamiento. Por lo tanto, los administradores de activos y los gerentes de operaciones establecen estrategias específicas de mantenimiento y pruebas para monitorear, evaluar y determinar el estado de un transformador. Una estrategia proactiva de pruebas y monitoreo promueve la longevidad de los transformadores, lo que garantiza un funcionamiento seguro y continuo, así como la resiliencia en caso de condiciones transitorias inesperadas del sistema.